viernes, 10 de julio de 2009

SEGUNDA PREGUNTA

LA GUERRA Y LA PAZ.

LA INDUSTRIA DE LOS SEGUROS AMENAZÓ CON TRANSFORMARSE, TRAS EL FIN DE LA GUERRA DE PRECIOS PROTAGONIZADA POR LAS DOS COMPAÑÍAS MÁS GRANDES. SIN EMBARGO, PARECE QUE NO SERÁ ASÍ Y NADIE SABE POR QUÉ.
Por: Davelouis y Serra
El sector de seguros en el Perú es uno de los menos desarrollados de la región en términos de penetración. Si en Chile —nuestro permanente referente en cualquier tema (¿por qué será?)— la penetración medida como el monto de las primas sobre su PBI ronda el 5%, al cierre del 2008 en el Perú era de 0,92%, esto es, no llegaba ni al 1% del PBI.

Chile es uno de los países con uno de los mejores índices de desarrollo en todo Latinoamérica por eso es bueno que se compita contra un país en vías de desarrollo, pero si olvidar las cosas que nos distinguen.

Pero es más complicado. De hecho, en nuestro país esa proporción llegaba a 1,03% del PBI en el 2005, pasó a 0,98% en el 2006, cayó hasta 0,9% en el 2007 y llegó hasta el mencionado porcentaje al cierre del año pasado. ¿Qué significa eso? Que el sector se expande a tasas muy inferiores a aquellas a las que crece la economía cuando, en realidad, debería haber una correlación mucho más directa.

Aunque los montos de las primas son tan inferiores vemos que nos mantenemos en comparación a los años anteriores.

Y la baja penetración se mantiene, pese al crecimiento económico, al ingreso de algunos jugadores de talla mundial al sector en los últimos dos años y a las agresivas campañas que para incrementar su participación de mercado realizaron las dos más grandes compañías de seguros: Rímac y Pacífico.
Este prevalecer de las dos compañías más grandes tiene una razón de ser: pertenecen a los dos grupos económicos más importantes del país, dueños de los dos bancos más importantes del sistema financiero (lo que potencia las ventas cruzadas) pero también, según afirmaban las aseguradoras más pequeñas —y algunos especialistas del sector de corredoras de seguros consultados y que no quisieron ser citados— a que no se podía competir con los precios de los dos gigantes que en conjunto concentran casi el 75% de la participación de mercado.

Esto nos pone a pensar que se podría original un oligopolio debido a la gran influencia de 2 únicas empresas en el mercado de las primas, pero tal vez esto sea aun mas negativo porque al estar con el manejo total, las pensiones subirían de precios disminuyendo aun más su aporte al PBI.

La idea no era, sin embargo, mantener a raya a las empresas medianas y pequeñas, sino competir por el mercado grande, ultraconcentrado en los niveles socioeconómicos A y B.
Que las más chicas no pudieran competir allí, era un beneficio colateral. Era una guerra de precios, como reconoció recientemente para El Comercio el jefe de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), Felipe Tam, pero también miembros de la Asociación Peruana de Empresas de Seguros (Apeseg).
“La guerra de precios obligó a todas las demás empresas de seguros a buscar negocios de nicho y grandes especializaciones para poder seguir funcionando”, explicaba en un almuerzo el presidente de Apeseg, Daniel Calda.

Esto último se debió a la guerra producida entre las dos empresas antes mencionadas lo cual hizo que las empresas bajen sus tarifas a precios en las cuales las empresas pequeñas no podían competir.

MAS LA GUERRA ACABÓ

La situación descrita se mantuvo por alrededor de una década, como reconoció el gerente de riesgos de Rímac en el mismo almuerzo en Apeseg, hasta que, el año pasado, el mundo se cayó y los resultados financieros de Pacífico al cierre del 2008 no la ayudaron a compensar las pérdidas técnicas (el precio de las primas no cubría el costo de los seguros) que tanto ella como Rímac venían registrando.
La empresa de Credicorp (cuyo accionista principal es el grupo Romero) perdió más de S/.18 millones, mientras que Rímac logró una utilidad operativa de S/.66 millones.
Ello forzó a Pacífico a dejar de competir por participación de mercado y reenfocarse en la rentabilidad de las operaciones que decidía realizar. Así, se retiró de algunos de los negocios que no le eran rentables (los seguros de vehículos que se vendían a través del sistema Pandero, por ejemplo), redujo costos internos y renegoció las condiciones de otros seguros a su vencimiento. Fue exactamente la misma estrategia que el gerente general adjunto de Rímac, Alfonso Brazzini, había anunciado para su compañía: “vamos a centrarnos en los negocios que conocemos y que sabemos rentables”. ¿Déjà vu?

La perdida de Seguros Pacíficos aun puso mas el riesgo el mercado de las primas, pero aun así supieron como afrontar esto aplicando uno de los principios de la economía vistas en clases, el cual es que el nivel de vida de un país depende de su capacidad de producir bienes y servicios, en este caso aplicado para una empresa, el cual al dedicarse en lo que saben hacer brindaran un mejor servicio ganando una mayor expectativa.

En Pacífico niegan que haya existido tal guerra de precios, pese a que Tam y todos los demás lo reconocen abiertamente, y explican que todo no se debe más que a una “táctica de penetración que estaba en etapa de descreme, pues los planes de Pacífico son integrales y se diseñan en base a quinquenios y decenios”, según explica su gerente comercial, Gino Di Bello.

NUEVA ERA

Pero con el fin de la guerra, se empezaron a sincerar (y, por ende, a elevarse) los precios de las primas en aproximadamente 20% en promedio. El argumento de las empresas medianas y pequeñas en el mercado local para explicar (lógica y justificadamente) su baja participación de mercado se terminaba porque participar ya estaba a su alcance. ¿Y ahora?

Se nota que las empresas unas vez que lograron sus objetivos de poseer a cierto sector del mercado empezaron a mostrar sus verdaderos precios, pues ellos saben que los individuos responden a los incentivos, y que mejor que darle buenos beneficios a bajos precios.

Para el gerente de riesgos de La Positiva, Gustavo Cerdeña, las cosas no habrían de cambiar sustancialmente para ellos, toda vez que “nunca hemos tenido problemas de resultados técnicos y seguiremos buscando a nuestros clientes principalmente en segmentos desatendidos por el sector”. Ellos están dispuestos a recibir a los clientes que dejen ir Pacífico o Rímac, pero no irán tras ellos.
Algo parecido sucede con la mayoría de empresas con las que conversamos: ninguna de las que quisieron declarar para nosotros (la mayoría) realizará cambios significativos a raíz de esta nueva realidad. Ni siquiera empresas con participaciones de mercado muy pequeñas pero con nombres de gigantes jugadores mundiales de la industria de seguros, como Mapfre (España), ACE (Reino Unido) e incluso Cardiff (Francia).
En palabras del gerente general adjunto de ACE, Juan Carlos Puyó, “ACE entró al Perú para ser un jugado relevante en el sector (...) pero no competimos por participación de mercado”. Entonces ¿en qué quedamos?
En efecto, parece que ahora que se terminó la guerra de participación de mercado y, finalmente, todos pueden competir en igualdad de condiciones, todos desdeñan esa participación en pos de un resultado técnico impecable enfocándose en “maximizar el retorno del patrimonio y obtener una buena participación de mercado en cuanto a ganancias, mas no en cuanto a primas”, como lo explica el gerente comercial del Interseguro, Ernesto Melgar.
Y al menos en este caso esta lógica parece tener sentido: Interseguro, con una participación de mercado de 2,7% en cuanto a primas, tiene una participación de 13,9% en cuanto a utilidades totales de la industria.

LA SALIDA

Ello, sin embargo, podría tener un lado desfavorable para el crecimiento de la industria de seguros: si a nadie le interesa arriesgar, ¿cómo va a crecer la penetración del negocio?
Los sectores que hoy acce- den a los seguros son los mismos que lo han hecho siempre y los que no, también son los mismos a quienes se dirigen esfuerzos aun muy pequeños (aunque no por eso poco importantes) como los de La Positiva y Protecta.
Ambos, pero particularmente el segundo, tienen como objetivo el avance de los microseguros. El resto, como explica el gerente general de Protecta, Alfredo Salazar, ha buscado que colgarse a cualquier organización o negocio que cuente con un número respetable de medios de pago (lo más difícil y caro en el negocio) “pero los han saturado de tal manera que ahora los están desmontando”.
Entonces, ¿de qué manera crecerá realmente el negocio asegurador como le gustaría al superintendente Tam? Desafortunadamente, nadie arriesga una respuesta.

Es un problema que luego de esta crisis las empresas ya no quieran arriesgar por mejorar el mercado tal vez a su favor, pero de seguro también traerá ciertos beneficios a los asegurados, ya que estas empresas están intentando estabilizarse antes de dar un paso en falso, lo cual lo puede llevar al quiebre total.

PROTAGONISTAS
La guerra desde dentro

Las pérdidas de Pacífico del año pasado se debieron principalmente al resultado financiero: el valor de sus inversiones (y de las de todos los que permanecieron en la bolsa) se desplomó, afectando gravemente sus balances (la empresa de seguros de vida sí reportó, no obstante lo descrito, ganancias de casi S/.50 millones).
Por el contrario, Rímac se cubrió del riesgo de la caída de los mercados reduciendo significativamente todas sus inversiones en renta variable y manteniendo un buen porcentaje de ese dinero en efectivo en cuentas a plazo fijo.
Esa diferencia dio pie al fin de la guerra de precios que llevó al sinceramiento del precio de las primas.

¿Quien perdió realmente en esta guerra de precios?
Entre las empresas es más que obvio que perdió la empresa Pacífico, esto se debió a su falta de planificación y desconfianza, cosa que si tuvo Seguros Rimac. Pero el principal perdedor al final de esta guerra son los asegurados a los cuales le subieron sus tarifas hasta en un 20%, debiendo pagar el fracaso y la victoria de Pacifico y Rimac las 2 empresas más importantes en el control de mercado.

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